Diva Gash. Galacticock

by 10:44
Hola, terminan los 90s (¿recuerdas? la época del self-destruct sumado al forever-young) y la muerte de Cobain ya es solo una resaca. Todo lo que creíamos era “underground” se volvió “mainstream”, ocultó su cabeza o, simplemente, murió. MTV ya no era una fuente para buscar nueva música, mejor Napster, mejor Internet, en general. Y las fuerzas no aguantaban para estar cada fin de semana en un pogo distinto.

Bogotá es una ciudad encerrada, sin espacio público, donde la gente no se conoce, no se habla, se trata a las patadas, se odia, solo existen los espacios privados. En la casa, somos amables, pero estamos vigilados. En el colegio, somos lanzados, pero estamos vigilados. En la universidad, somos salvajes, pero, un poco menos, estamos vigilados. En el bar, no, no hay vigilancia, y es de noche. Y, como dice La maldita vecindad, “Sol, no sabes lo que pasa. Esta es la noche y de la noche son las cosas del amor”. (Siempre lo olvido: bar=discoteca). El bar, entonces, es el sitio donde el bogotano se transforma, se convierte en una máquina de ligar (el ligar español), porque baila y a través del baile conoce, socializa, comprende. Bien, los rebeldes nos negábamos a eso. No podía pasar de saltar con Pearl Jam a bailar con Wilfrido Vargas en un mismo paso. Había que buscar algo...

Este grupo había pasado del trip-hop denso noventero a algo más discotequero, con más swing, con más funk, con más disco: Diva Gash:


Entonces, te complemento con esas dos referencias. Primero, los mexicanos de Monterrey (ciudad de frontera, tex-mex), Plastilina Mosh:

 
Y los venezolanos, más cercanos al merengue ochentero que emanaba de Venezuela, Los Amigos Invisibles:


Y resulta que, a diferencia de tener que volarse la cabeza con una escopeta en un ataque de depresión, uno se puede disfrutar, bailar (más o menos) y una que otra chica atraer y romper el cerco que Bogotá te impone en cuestiones de relaciones sociales. Finalmente, darte cuenta que tienes algo de sangre latina corriendo por tus venas (no eres de Seattle, hombre, no) y puedes, inclusive, mezclar sonidos de Cartagena con sonidos de Brixton.