Hoy debería haber cruzado el Charco un tipo que me encanta. También ochentas-noventas.
El contexto: mientras en Barcelona el Gato Pérez revoluciona la música popular y otros se dedican a la "música galáctica" y la Onda Layetana (esto es para otro día), en Madrid los hijos de la burguesía (que podían comprar amplificadores, instrumentos y tenían posibles para viajar al extranjero) se dedicaron a montar grupos de rock-pop-punk. Cualquier cosa alejada de los cantautores de los 70 guitarra en ristre.
Se reunían en locales de moda como Rockola y daban conciertos en las universidades donde ellos estudiaban y sus papás daban clase. Eso se llama "movida madrileña". Ahí encuentras a Alaska, Mecano, Gabinete Caligari, Radio Futura... ¿Alguno llegó allá?
Salían en la televisión y en la radio a todas horas, con su pelo largo (pero no excesivo), sus medias rotas (en el caso de las chicas), sus camisas dentro de los pantalones y sus caritas pálidas, no precisamente por el maquillaje expresionista sino por el consumo de sustancias. Pero eso, la generación anterior (los dueños de la tele) lo obviaba.
Mientras comenzaron a caer por la heroína los baterías o algunos "greñudos" la cosa era inteligible: los chicos malos acaban mal. No extrañaba entonces que Kurt Kobain acabara con su ascenso a los cielos... Pero cuando comenzaron a caer los cantantes de grupos pop para niñas, esos hijos de papá con cara de no haber roto un plato nunca, en ese momento se rompió el hilo de plata que sujetaba la historia.
Algunos cayeron fulminados. Enrique Urquijo, el cantante y letrista de Los Secretos, fue encontrado muerto en la portería de un edificio de Madrid. Es como si mañana al salir del ascensor te tropezaras con Calamaro o Cerati con la hipodérmica aun puesta...
Si Enrique Urquijo fue uno de los James Dean de la movida madrileña, su reverso torturado fue Antonio Vega. En los 80 fue el líder de Nacha pop (los de La chica de ayer) pero luego comenzó carrera en solitario, en una espiral de degradación física a causa de las drogas. ¿Nacha Pop llegó?
Lucha de gigantes, que oyes en Amores perros, es precisamente una de las mejores de Antonio Vega, pero ya cuando iba solo. Cuenta su experiencia con las drogas precisamente, es la época que te digo
En su acta de defunción, hace seis años, puede poner cáncer de pulmón, pero fue un desgaste anterior el que acabó con él. Durante casi una década estuvo apareciendo y desapareciendo de escena, dejando de repente canciones buenísimas cuando había gente que ya lo daba por muerto. Sus últimas actuaciones son desgarradoras, innecesarias diría yo, demasiadas cicatrices. Lucha me gusta mucho pero, de todas sus canciones, mi preferida es esta pieza que es pura nostalgia: El sitio de mi recreo.